Cronologías imposibles

Cada vez los antropólogos retroceden más buscando el origen del Homo Sapiens. Tanto es así que la última datación es en torno a los 200.000 años A.C.. Me cuesta mucho creer que las primeras civilizaciones no surgieran hasta después del 10.000 A. C.. Tal como afirma el investigador y escritor Jesús Callejo, admitir esta posibilidad, eso sí que es no solo reescribir la historia, sino cambiar nuestra percepción del pasado e incluso cambiar nuestra percepción de la realidad. De manera que tuvieron que existir otras civilizaciones antes, de las cuales no tenemos noticias. O tal vez sí quedan restos. Me refiero a los Ooparts. Esos misteriosos objetos que pertenecen a un tiempo que se anticipa de largo a su invención y que por tanto no deberían existir según la Historia oficial. Algunos los relacionan con la visita de extraterrestres en la antigüedad. Aparte de estas pruebas arqueológicas existen otra clase de pruebas de esas civilizaciones anteriores al Gran Diluvio. En las antiguas mitologías se habla de reyes y dioses que vinieron del cielo, algunos también los vinculan con extraterrestres. Textos sobre dinastías imposibles, de tiempos remotos, como la Historia de Babilonia de Beroso, el Prisma Weld-Blundell o la Dinastía de Isin. Tal vez en la mítica biblioteca de Alejandría desaparecieron entre las llamas libros que contenían la historia y los conocimientos de aquellas civilizaciones. En mi opinión, no hay necesidad de la intervención extraterrestre para explicar esa avanzada y sorprendente tecnología del pasado. La idea de unos maestros que vinieron de las estrellas deja a nuestros antepasados en poco más que simios. No debemos subestimar la inteligencia humana, nuestro cerebro posee un enorme potencial, quién sabe hasta dónde podemos llegar y qué grandes avances hemos logrado en la antigüedad.